Edita de Lorenzo: “El techo de cristal es más consistente de lo que indica su propio nombre”

Edita de Lorenzo

La primera directora de la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación de la Universidad de Vigo habla en esta entrevista sobre las dificultades de las mujeres en el ámbito de la investigación y de la empresa, y destaca el papel de la escuela o de los medios de comunicación para acabar con los estereotipos de género. Profesora titular del Departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones, es vicedecana del Colegio Oficial y de la Asociación de Ingenieros de Telecomunicación de Galicia (COETG-AETG) desde mayo de 2017, secretaria de la directiva del dominio PuntoGal, vocal de la Unidad de Mujer y Ciencia de Galicia, cofundadora de la sección española de Women in Engineering y forma parte del Comité de Sabias de la Cátedra de Feminismos de la Universidad de Vigo.

P: Fuiste la primera mujer al frente de una escuela de ingeniería en Galicia como directora de la Escuela de Telecomunicación de Vigo. ¿Qué recuerdas de aquella etapa? ¿Qué dificultades enfrentaste durante aquellos seis años?

R: En el año 2009 comencé cómo directora de la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación de Vigo, y teníamos el curso 2010-11 como plazo máximo para comenzar con las titulaciones dentro del Espacio Europeo de Educación Superior, el EEES, que acabó llamándose muy torpemente Planes de Bolonia. Teníamos que hacer la memoria del grado siguiendo la orden CIN (conjunto de competencias publicadas en el BOE que definían los requisitos, en nuestro caso, para la profesión de la ingeniería de telecomunicación y de la ingeniería técnica de telecomunicación). Fueron momentos de mucho trabajo y muchas reuniones dentro de la escuela, en las que aprendí, y mucho, de las personas que en ella trabajan. También en la universidad, en colaboración con varias vicerreitorías para el encaje de la propuesta en un marco totalmente nuevo. En aquel momento, las conferencias de directores de escuelas de telecomunicación se reunían con bastante frecuencia tratando de consensuar mínimos o encontrar puntos comunes, transmitir la información que se iba conociendo sobre el proceso de verificación de títulos ante la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA). Fue un tiempo muy enriquecedor, lleno de retos y de aprendizaje, con mucho trabajo. Después del grado vino, un par de años más tarde, la preparación del máster en ingeniería de telecomunicación, con menos prisas pero buscando una solución no fácil para un problema nuevo: hacer una titulación que requiere de más conocimientos partiendo de un nivel, el grado, muy especializado.

Pasaron ya años desde aquella etapa y, posiblemente, recuerdo mucho mejor los buenos momentos y las oportunidades que se me presentaron, que las dificultades. Fue una etapa de aprendizaje, de conocer muchas personas en situaciones muy variadas y que me aportaron mucho. Ser la representante de la universidad en diferentes organismos fue una de ellas. Por ejemplo, pude conocer el proyecto de PuntoGal, donde tuve la ocasión de participar en foros y reuniones en nombre de la Universidad de Vigo. Y no puedo dejar de mencionar lo que representó poder contactar y trabajar con las personas que dirigían otras escuelas, conocer de cerca la gestión universitaria y su valor interno y social.

Después hubo una parte muy emocionante de reencuentro con profesionales que ocupaban puestos muy destacados y que me conocían de ser profesora. Esos gestos de cariño mezclados con cierta timidez y con el agradecimiento a la escuela, la rapidez para colaborar y el orgullo de poder hacerlo, son realmente impagables. Diría que fue lo mejor de esa época, y es algo que aún me sucede en alguna ocasión.

P: En la Universidad sigue existiendo un gap en el número de mujeres que están en puestos de responsabilidad frente a sus colegas hombres. ¿Cómo se puede romper esta dinámica?

R: La distribución en forma de tijera es muy típica en las gráficas que representan el reparto por género en el personal de las universidades. Y tenemos una infrarrepresentación en los puestos de mayor responsabilidad. Me sorprende que esto pasa no solo en los ámbitos tecnológicos, donde estadísticamente hay pocas mujeres, sino también donde son mayoría. Pienso que el techo de cristal es mucho más consistente que lo que indica su nombre. Muchos estereotipos siguen funcionando, aunque tengo esperanzas en que aparezcan nuevos métodos o normativas que ayuden en el ámbito profesional. Por ejemplo, el crecimiento en la ratio de catedráticas es muy importante desde que comenzó el proceso de acreditación (en la universidad española para el acceso a uno determinado nivel como el de profesorado titular o de las cátedras, se requiere una certificación de cumplir las condiciones mínimas para el puesto) porque se trata de un sistema abierto, de libre concurrencia, sin presiones ni exposiciones y en un marco, con las normas de paridad, mucho mas igualitario. Aún hay mucho por hacer, y sería bueno que existieran, por ejemplo, más escuelas infantiles, una mayor corresponsabilidad en el ámbito familiar, y seguir avanzado en temas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral a todos los niveles.

P: Formaste parte de una de las primeras promociones de la misma escuela como estudiante. Cuando empezaste, érais muy pocas mujeres. ¿Por qué decidiste estudiar esa ingeniería?
 
R: En el bachillerato me gustaban las matemáticas y la física, resolver problemas. Así que cuando conocí estos estudios, supe que las dos disciplinas se incorporaban como fundamentales en las ingenierías. Además, las buenas salidas laborales y que podía estudiar en Vigo me hicieron tomar esa decisión.

P: ¿Qué consejo le darías a una mujer que quiere dedicarse a la docencia o a la investigación en el ámbito universitario? ¿Cuáles son las principales dificultades con las que se va a encontrar?
 
R: Las dificultades que encuentra una persona que se incorpora a la investigación en la universidad se centran en la precariedad de los contratos, lo que deriva en la imposibilidad de ofrecer estabilidad por parte de los centros y grupos de investigación a los nuevos doctores y doctoras. Por otra parte, el relevo generacional no se está estudiando cómo se debería, teniendo en cuenta su importancia y el parón en contrataciones por la crisis económica en los años pasados. Todo esto hace que las mujeres en esa situación tienen que pensar si realmente pueden conciliar la vida familiar con el trabajo y, en muchos casos, deciden posponer su maternidad con el coste personal que supone. Y con el problema social añadido de una sociedad, la gallega, muy envejecida. Igualmente, las mejores ofertas económicas y de carrera profesional en otros países hacen que la huida de muchas y muchos titulados e investigadores doctores sea constante. Pienso que solo personas con una clarísima vocación investigadora pueden dedicarse a esto. Les aconsejaría que analizaran bien la realidad y estudiasen las posibilidades reales que pueden tener en la universidad.
 
P: El número de mujeres en las carreras técnicas sigue siendo muy inferior al de hombres. ¿Cuáles pueden ser las causas y que se puede hacer para cambiar esa dinámica?
 
R: La asociación de las carreras técnicas con empleos y carreras profesionales duras, frías, masculinizadas, creo que es muy común. La realidad, con pocas mujeres en ellas, hace que siga percibiéndose así, junto con una grand cantidad de estereotipos. No es fácil. Es un tema cultural lleno de perjuicios que no se cambia rápido ni de forma sencilla. Creo que darle visibilidad a la realidad de muchas ingenierías en cuanto a sus aplicaciones, que nacen por y para resolver problemas, que ayudan a que el bienestar y la vida sean más confortables, ayudaría en esta labor. Es necesario, también, informar a las personas más jóvenes y a sus familias de que el técnico es un ámbito profesional de desarrollo personal y social muy interesante y con una altísima oferta laboral dentro y fuera del país.
 
P: ¿Cuáles son los principales retos en el ámbito de la igualdad en la universidad?
 
R: En la universidad, a nivel formal, la igualdad en derechos es un hecho. Pero si representamos la distribución hombres/mujeres por categorías aparece la forma de tijera dejándonos ver que el porcentaje es muy menor en posiciones laborales con contrato fijo, y decreciendo en las categorías profesionales más altas. Esto pasa en todos los ámbitos, en el científico y en el tecnológico, pero también en el de humanidades, donde el personal está más feminizado. Varias normativas como la de acreditación, por ejemplo, hicieron que el número de catedráticas creciese muy considerablemente en los últimos años. Queda pendiente resolver el problema de la precariedad, realmente serio por las consecuencias que tiene en los investigadores, y más aún en las investigadoras, pero también en la propia institución.
 
P: Uno de los principales problemas para avanzar en la igualdad es la falta de referentes femeninas en el ámbito de la ciencia y la tecnología. ¿Qué medidas habría que tomar para cambiar esa situación?
 
R: Creo que la visibilidad es una de ellas. Hay muchos proyectos que se dedican a tratar de cambiar esa realidad. El problema es el tiempo que se tarda en ver los resultados y, sobre todo, cuántos estereotipos siguen estando fijados en libros, contenidos audiovisuales, personajes de ficción, etc. La mejor medida es, por lo tanto, trabajar proactivamente en cambiar esos contenidos, esa información, esa manipulación y desinformación que recibimos.
 
P: La educación primaria y secundaria son claves a la hora de incentivar las carreras científicas. ¿Qué se puede hacer para incentivar allí las carreras tecnológicas y científicas?
 
R: Darle visibilidad a las mencionadas referentes de diferentes edades y posiciones ayuda la que las chicas se identifiquen y la que los chicos lo vean como algo normal. La aceptación del grupo es muy importante en las edades en que se deciden estos comportamientos. Pienso que es muy importante la revisión del material de estudio en el aula. Tenemos que ser conscientes de que los contenidos audiovisuales marcan mucho en la adolescencia. El trabajo tiene que hacerse de manera temprana para que las vocaciones despierten y no se condicionen. Resulta fundamental la implicación de las familias y de las escuelas porque es en esos primeros años donde todo está por definir. Es preciso que las chicas no piensen que solo las mujeres muy esforzadas y valientes pueden, que no es cosa de heroínas, sino que se puede si queremos. Muchas de las mujeres en esos ámbitos tienen un rendimiento académico superior al de los hombres y podrán seguir teniendo una carrera profesional tan destacable, o más que ellos, si conseguimos que la desigualdad desaparezca.
 
P: Acabas de participar en una campaña en la TVG alrededor de la presencia de las mujeres en el ámbito de las TIC. ¿Qué papel deben jugar los medios de comunicación para ayudar en el avance hacia la igualdad?
 
R: Es fundamental tanto para la formación de estereotipos como para cambiarlos. Es necesasrio que desde los medios se contacte con referentes femeninas para hacer hincapié en su visibilidad. Si vemos que las expertas hablan de todo tipo de temas, que las directivas de empresas y las coordinadoras de proyectos salen en los medios con su nombre y cargo, tendremos mucho camino hecho. Así moveremos las ideas y modificaremos las mentalidades.
 
P: En ese mismo ámbito, sueles colaborar con el CESGA en la celebración del Día de las Niñas en las TIC. ¿Cómo fue la edición de este año y cuál es el mensaje central que le trasladásteis al estudiantado que participó en él?
 
R: Esta fue la décima edición del CESGA. Están siempre muy involucrados y es de agradecer su contribución. Hubo más de 1.000 estudiantes de secundaria conectados, eso hace que sientas la responsabilidad del mensaje que vas a transmitir. Todas tratamos de mostrarnos como somos, dándole normalidad a lo que muchas veces son carreras profesionales poco comunes entre mujeres, pero solo por el número, no por la capacidad. Queremos que niñas y niños entiendan que queriendo, se puede. Les decimos que las TIC son un campo en grandísima expansión, que penetra en muchos sectores y que se necesitan profesionales constantemente. Son carreras con muchas aplicaciones en la vida real y allí contamos algunas de ellas para hacerles ver la realidad que es, muchas veces, desconocida.
 
P: Hablando de las y de los más pequeños, ¿cuál es el papel en la familia en el camino hacia igualdad?
 
R: Personalmente pienso que siempre fue muy importante y, en este momento, aún más por lo que dicen los números: hay muy pocas niñas y niños en las casas. Debemos conseguir que las familias rompan con estereotipos de género, que acaben los perjuicios y que desde la infancia se cuiden cuestiones como los juguetes que se les dan o la información que se les comparte. Escuela y familia deben ir juntas en la educación. El ejemplo en la casa es fundamental para la educación en igualdad.
 
P: Eres vicedecana del Colegio de Telecomunicación de Galicia. ¿Cuál es el papel de esta institución y que se está haciendo para fomentar la igualdad en una carrera tradicionalmente masculina?
 
R: Una de las tareas importantes del COETG es la difusión de la profesión y su cuidado. Tratamos de colaborar en la visibilidad de profesionales al tiempo que colaboramos con otras entidades en esa misma línea. Una de las preocupaciones es la caída de vocaciones tecnológicas, además de que estamos viendo una bajada en la ratio de mujeres que entra en estos estudios. Desde lo Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación (COIT) se están haciendo actividades para promover el papel de la mujer, como el Premio Pioneras IT, que va ya por su tercera edición. Tratamos de dar visibilidad y de incentivar actividades en las que las profesionales puedan destacar, pero tengo que decir que los números no nos ayudan.
 
P: Otro de los problemas es la falta de directivas de empresas tecnológicas, puestos que normalmente están ocupados por hombres. ¿Se está produciendo un cambio en este ámbito o aún queda mucho por hacer?
 
R: Queda muchísimo por hacer. En este tipo de empresas tan masculinizadas es aún mucho más complicada la igualdad. Las redes masculinas están muy marcadas, lo que dificulta el acceso a puestos de responsabilidad. Hay que mejorar la legislación para que deje de ser una anécdota que una mujer sea directiva en estas empresas o en cualquier otra.
 
P: Formas parte de la directiva de PuntoGal y fuiste la primera directora general del dominio. ¿Qué importancia tiene PuntoGal en la construcción de una Galicia conectada y en la defensa de la lengua y la cultura del país?
 
R: PuntoGal es un proyecto asombrosamente inclusivo en la sociedad gallega. Su labor como aglutinador y como conector de diferentes ámbitos es muy relevante, y puede sello mucho mas en un futuro inmediato. La defensa de la lengua y el trabajo en pro de la cultura nunca es poco, es muy necesario, más aún en este momento en que la globalización hace que las minorías queden silenciadas. PuntoGal es un apellido en la red que localiza y señala el nuestro y esa diferenciación debería ser apreciada por las empresas. La labor de difusión e información que hace es muy destacable porque está contribuyendo a construir una cultura en la que el gallego representa nuestra manera de hacer, de innovar, de diseñar desde la perspectiva propia y con nuestras capacidades puestas a prueba como la historia bien nos muestra. Por otra parte, el dominio incluye más de 100 entidades y asociaciones de todo tipo. Su papel como catalizador de proyectos transversales y multidisciplinares puede ser muy relevante y su posición puede convertirlo con el tiempo en un ágora de encuentro donde la cultura del país y su lengua sean el eje para un desarrollo y un crecimiento social y económico efectivo.
 
P: Como vocal de la Unidad de Mujer y Ciencia de Galicia, ¿qué destacarías de su labor?
 
R: La unidad de Mujer y Ciencia organiza un premio anual para reconocer a una referente, impulsando así la visualización de mujeres con un currículum extraordinario. Además, realiza exposiciones y guías docentes sobre las premiadas de forma que se puede ahondar en su conocimiento en la escuela. La Unidad tiene como función la de promover el incremento de la presencia de la mujer en los ámbitos científicos y tecnológicos, poniendo de manifiesto la importancia de la perspectiva de género en la investigación. Participa en los planes de igualdad que se elaboran en la Xunta de Galicia. Tiene mucho trabajo por hacer y, por ejemplo, puede ayudar a coordinar muchos proyectos que se hacen de manera aislada, dándole continuidad a los que tengan mejores resultados. Su nueva web también ayuda mucho a proporcionar datos sobre mujeres para el conocimiento de toda la ciudadanía.
 
P: ¿En qué se está trabajando en la Cátedra de Feminismos 4.0. de la Universidad de Vigo, de la que formas parte?
 
R: Estoy (y muy bien acompañada, somos 15) en el Comité de Sabias dentro de la Cátedra de Feminismos 4.0 de la UVigo. Su actuación se centra en perseguir una mayor presencia, participación y visibilidad de las mujeres en la sociedad digital. Llevamos poco tiempo y se está trabajando en la identificación de retos para definir las acciones que impulsen una igualdad real y efectiva en el mundo digital. 
 
P: Llevas ya una importante carrera en el ámbito universitario. En tu opinión, ¿cuáles son las principales deficiencias de la Universidad a nivel general? ¿Qué habría que hacer para fomentar la investigación, mejorar la calidad y darle estabilidad a las nuevas generaciones de profesoras/es e investigadoras/es?
 
R: Hace unos meses cumplí 30 años dando clases en la universidad, en la de Valladolid, donde comencé a trabajar, y aún pienso que no la conozco tan bien. Los ámbitos, los centros, la realidad es muy diversa y variable así que es difícil hablar a nivel general con cierta objetividad. Creo que ahora mismo un problema muy grande para el futuro es el relieve generacional, que no se está dando pero está ahí cerca. Otra deficiencia es la escasa valoración “de facto” de la docencia, puesto que el impulso, el premio, están siempre en la parte investigadora. Otro problema que nació hace tiempo, y parece aún aumentar, es la excesiva burocratización en la academia, a todos los niveles. Creo que desde la administración se deben establecer medidas objetivas que contribuyan a la estabilización de los y de las investigadoras para trabajar en ese relevo generacional y facilitar el acceso de las personas más nuevas.
 
El poco valor que se le de la la investigación en España es algo tan arraigado que parece casi imposible cambiarlo. Deberíamos mirar hacia otros países y modificar la legislación, formando y potenciando activamente la investigación tanto en el ámbito universitario como en el mundo empresarial, donde tiene muy poca presencia. El seguimiento y control de las subvenciones, ayudas, pero también de los productos y servicios financiados en los proyectos y en las diferentes convocatorias, debería ayudar la que el rendimiento real de ese trabajo tan bueno sea mucho mayor. Es precisa una apuesta clara de la administración por líneas de trabajo a largo plazo, con aportación de inversiones reales y de personal.
 
P: ¿En qué proyectos académicos o de investigación estás trabajando actualmente?
 
R: En la docencia estoy vinculada a la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación e imparto docencia de grado y de máster. Relacionado indirectamente con la docencia, participo en el programa de mentorización de la escuela y también en proyectos Erasmus para potenciar el desarrollo de competencias transversales (soft skills, en su denominación anglosajona) porque realmente creo que la formación de nuevas personas tituladas la universidad debe ser completa, tratando de ayudarles a crecer no solo en el ámbito puramente técnico sino también en habilidades que se necesitan en su desarrollo profesional (y personal) como son la comunicación, el trabajo en equipo, la resolución de problemas o cómo afrontar los miedos.
 
En el ámbito de la investigación pertenezco al centro atlanTTic y estoy en el grupo de investigación de Sistemas de Radio donde participo en proyectos relacionados con las comunicaciones. Mis líneas de investigación tienen que ver con el análisis y diseño de antenas, así como con los radares de penetración, especialmente en una aplicación en la detección de tumores de cáncer de mama.

 

(Foto de la entrevistada: cedida por Xesús Madriñán)