Andrea Muras: "La ciencia necesita mentes curiosas para hacerla"

Andrea Muras: "La ciencia necesita mentes curiosas para hacerla"
  • "Una población informada tomará mejores decisiones".

Investigadora en microbiología y divulgadora científica, Andrea Muras está especializada en el comportamiento de las bacterias y en la lucha contra la resistencia a los antibióticos. Su trabajo combina la investigación de vanguardia con la difusión accesible del conocimiento científico a través de proyectos como Ciencia Miúda. Consciente del impacto que la ciencia puede tener en la sociedad, Andrea destaca la importancia de educar e informar para prevenir la desinformación y mejorar la comprensión pública sobre temas tan cruciales como las infecciones bacterianas y la salud global. A lo largo de esta entrevista, conocemos su trayectoria profesional, los desafíos de su investigación y divulgación, y su visión sobre el futuro de la microbiología.

P. ¿Cómo surgió tu interés por la microbiología y qué te llevó a especializarte en el comportamiento de las bacterias?

Mi interés por la microbiología surgió en mis años universitarios. Creo que conté con muy buenas profesoras que me permitieron descubrir el increíble mundo de las bacterias. Además, en cuarto de carrera pude adentrarme en un laboratorio de microbiología al hacer un trabajo académicamente dirigido (TAD) sobre el hecho de que interrumpir la comunicación de las bacterias podría prevenir enfermedades infecciosas. Sin duda ese fue un punto de inflexión.

P. ¿Podrías explicar en términos sencillos cuál es el mayor reto en la lucha contra las superbacterias y por qué es tan importante prevenir las infecciones por microorganismos multirresistentes?

El mayor reto en la lucha contra las superbacterias es que no basta con actuar solo en un ámbito. Este es un problema que hay que abordar de una forma conjunta desde la medicina, la veterinaria y el medio ambiente al mismo tiempo porque la salud de las personas, de los animales y del planeta están conectadas. Esto se conoce como el nombre de "One Health".

La peligrosidad de las superbacterias radica en que pueden causar infecciones muy difíciles de tratar (o incluso imposibles), aumentando muchísimo el riesgo de complicaciones y muerte. Además, hay que tener en cuenta que si los antibióticos dejan de funcionar, muchos tratamientos médicos modernos pasarán a ser tremendamente arriesgados. Imagina un mundo sin poder hacer cirugías como los trasplantes de órganos o las cesáreas.

P. Además de tu trabajo como investigadora, también te dedicas a la divulgación científica a través de Ciencia Miúda. ¿Qué te motivó a crear este proyecto y cómo valoras el impacto que está teniendo en las redes sociales?

Me gusta hablar y me gusta la ciencia, así que para mí tiene mucho sentido que surgiera un proyecto como Ciencia Miúda que me permite contar cosas sobre ciencia como yo suelo contarlas a mis amigos. Siempre intento emplear curiosidades y datos sorprendentes que me parecen interesantes para compartir. Saber que lo que hago despierta curiosidad y ayuda a la gente a comprender mejor el fascinante mundo de las bacterias me parece increíble.

P. A través de Ciencia Miúda, tratas de acercar la ciencia de una manera accesible. ¿Hubo alguna anécdota o reacción del público que te impactase especialmente?

Una de las cosas que suele sorprender más a los adultos es la capacidad que tienen las bacterias para comunicarse, que tengan su propio lenguaje. Una vez que estaba dando una de mis primeras charlas para niños y niñas de primaria les dije, como siempre: ¿Sabíais que las bacterias pueden comunicarse y hablar entre ellas? Y la cavalada me respondió que claro! ¿Por qué las bacterias no iban a ser capaces de hablar?

Esta anécdota me encanta porque creo que refleja a la perfección cómo la curiosidad y la mente abierta de los más pequeños pueden darnos auténticas lecciones. Muchas veces, los adultos tendemos a ver la ciencia con ideas preconcebidas y limitaciones, mientras que los más pequeños tienen esa capacidad innata de maravillarse sin barreras. Al final, cuando divulgo también aprendo mucho en el proceso. Cada charla, cada taller, cada pregunta inesperada hace que vea la ciencia con otros ojos... y eso es algo que no tiene precio.

P. ¿Qué relación ves entre la divulgación científica y la lucha contra la desinformación, sobre todo en temas tan complejos como las bacterias y las infecciones?

La divulgación científica es una herramienta fundamental en la lucha contra la desinformación, especialmente en temas donde los mitos y los malentendidos están a la orden del día. Yo creo que es clave que la gente entienda que las bacterias tienen un gran impacto en nuestro día a día y que podemos hacer la ciudadanía para ayudar en la lucha contra las superbacterias (como el uso responsable de los antibióticos). Una población informada tomará mejores decisiones.

P. La ciencia, como mencionas, puede ayudarnos a comprender mejor el mundo. ¿Crees que la sociedad en general valora lo suficiente la investigación científica en el ámbito de las infecciones bacterianas? ¿Qué se podría hacer para mejorar esta percepción?

Creo que la investigación científica no siempre recibe el reconocimiento que merece, sobre todo por parte de las administraciones, pero a pie de calle creo que estamos bastante bien considerados. Sin embargo, siempre se puede mejorar.

Sería muy útil que desde los medios de comunicación se diera mayor visibilidad a la investigación y a las personas que están detrás de los avances científicos. Si conseguimos que la sociedad entienda el valor de la ciencia en el día a día, será mucho más fácil avanzar y conseguir recursos para seguir investigando.

P. ¿Cuáles son los principales desafíos a los que te enfrentas en tu trabajo de investigación y divulgación? ¿Cómo logras equilibrar ambas responsabilidades?

La divulgación requiere bastante más dedicación de lo que pueda parecer a simple vista, por lo que siendo investigadora y madre reciente para mí lo más complicado es encontrar tiempo. Intento organizarme y aprovechar los momentos creativos pero sé que no puedo llegar a todo. Así que intento disfrutar de lo que voy haciendo y no estresarme por generar todo el contenido que me gustaría.

P. ¿Cuáles son los errores más comunes que percibes en la sociedad sobre las bacterias y las enfermedades infecciosas? ¿Cómo intentas corregirlos en tu divulgación?

Los errores más típicos que suelo encontrar son pensar que todas las bacterias son perjudiciales para nosotros, que los antibióticos sirven para cualquier infección (incluso las causadas por los virus) y que cuanto más desinfectemos, mejor. Para corregirlos, en mis charlas y divulgación siempre que me es posible utilizo ejemplos cotidianos, historias y datos curiosos que me permiten cambiar esa percepción y desmontar mitos de una forma amena y sencilla.

P. En relación con tu libro. ¿Cómo fue el proceso de escribir y traducir un tema tan técnico en un formato comprensible y atractivo para todos los públicos?

Mi idea era hacer un libro que pudiera leer (y entender) cualquier persona independientemente de su nivel de estudios. Por eso intenté buscar historias interesantes y datos curiosos que me permitieran ir contando diferentes aspectos sobre el increíble mundo de las bacterias y la problemática de las superbacterias. Además, al final de cada capítulo se incluyeron unas ilustraciones a modo de resumen hechas por Cirenia Arias que creo que ayudan a entender los conceptos más importantes del libro.

P. ¿Cómo ves el futuro de la investigación en microbiología? ¿Hay avances prometedores que nos acerquen a la solución del problema de las superbacterias?

Lo que está por venir en la microbiología será todo un desafío. En cuanto a la amenaza de las superbacterias, el personal investigador está trabajando a tope para encontrar una posible solución. Así no solo se están desarrollando nuevos antibióticos, sino que también se están explorando alternativas, como el uso de los fagos. También se están estudiando terapias basadas en la microbiota, por ejemplo. Además, la inteligencia artificial también está en busca de nuevos compuestos antimicrobianos. Yo creo que la clave será combinar las diferentes investigaciones. Sin embargo, no podemos olvidar la importancia del uso responsable de antibióticos para frenar el avance de las superbacterias.

P. ¿Cuáles son los mayores prejuicios o estereotipos que aún existen sobre las mujeres en la ciencia? ¿Qué podemos hacer para combatirlos?

Afortunadamente la idea de que las mujeres son menos aptas para las carreras científicas ya se ha ido desechando en los últimos años, pero los estereotipos siguen presentes. Aunque la presencia de las mujeres es muy numerosa en las carreras de ciencias y en la investigación, los puestos de liderazgo siguen siendo mayoritariamente de hombres. Sin duda, la conciliación del laboratorio con la maternidad sigue siendo un gran reto.

Yo creo que para combatir estos problemas no es suficiente con visibilizar referentes femeninos sino que también necesitamos apoyo institucional para poder compatibilizar sin penalizaciones la carrera investigadora con la maternidad. Si realmente queremos romper barreras necesitamos cambios culturales, y la mejor forma de conseguirlo es educando a los jóvenes para fomentar la igualdad de oportunidades.

P. ¿Qué mensaje le darías a las niñas y jóvenes que están considerando una carrera en el ámbito científico pero que quizás dudan por barreras de género o falta de referentes?

La ciencia necesita de mentes curiosas para hacerla. Quien quiera dedicarse a la ciencia que no dude de su capacidad, el talento no entiende de género. El camino no será fácil (nunca lo es) pero si es lo que le interesa, valdrá la pena.